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    Los primeros auxilios psicológicos
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    Los primeros auxilios psicológicos

    Debemos de comenzar planteando que las situaciones traumáticas o difíciles, como son las diversas emergencias o desastres, traen consecuencias, en principio negativas de diversa índole, para las personas que directa o indirectamente están afectadas, y esto incluye diferentes ámbitos, como son la integridad física, el contexto económico, los valores o la escala moral y por supuesto, también la dimensión psicológica (Erikson, 1976).

    En términos sencillos, un trauma es una situación que tiene una alta carga emocional para una persona, grupo, familia o comunidad, que al principio desborda sus estrategias de afrontamiento y de resiliencia, no siendo necesario que la situación traumática ocurra en varias ocasiones o momentos, es posible que con solo una vez que ocurra sea suficiente, para que genere consecuencias a corto, mediano y largo plazo. Ampliando la idea anterior, tenemos que un trauma individual es un golpe a la psique que rompe las defensas de la persona de forma repentina y fuerte, mientras que el trauma colectivo sería un golpe a la vida social que lesiona los vínculos que unen a la gente y daña el sentido prevaleciente de comunidad.

    Previo al concepto de los primeros auxilios psicológicos, nos vamos a encontrar con un término más amplio donde estos se ubican, que es la psicología de las emergencias, la cual la vamos a definir o entender como el estudio de la forma en que reaccionamos antes, durante y después de situaciones de emergencia, es decir, ante situaciones imprevistas (Valero, 2001).   
     
    Ahora bien, es de tener en cuenta, que ante una situación de emergencia, no todos vamos a responder de la misma manera, no vamos a resultar afectados de la misma forma, nos vamos a encontrar con una amplia gama de reacciones y sentimientos que cada persona puede tener (Organización Mundial de la Salud, 2012). Nuestra respuesta ante una situación de crisis o traumática, va a depender de diversos factores, entre los cuales encontramos: 
     
    • La naturaleza y gravedad de los acontecimientos que estemos experimentando.
    • Nuestra experiencia con acontecimientos angustiantes anteriores.
    • El apoyo que podamos recibir o percibir de parte de otras personas.
    • De nuestra condición o estado de salud tanto a nivel físico como emocional.
    • La edad o al rango etario al que pertenezcamos.
    • La historia personal y familiar en problemas de salud mental.
    • La cultura y las tradiciones. 
    ¿Qué es una intervención mental en crisis?

    Demos un paso más adelante, y veamos entonces que se entiende por una intervención mental en crisis, en esta circunstancia el apoyo psicológico va dirigido a orientar la sana expresión de las emociones, los sentimientos y las experiencias de las personas en relación a sucesos o eventos que han producido un desajuste emocional, se busca además facilitar el proceso de elaboración del duelo ante la pérdida, que puede ser por bienes materiales, pero también puede ser ante el fallecimiento de un ser querido, familiar, pariente, amigo, pareja, entre otros (Gómez del Campo, 1994). Es aquí cuando hablamos de la intervención en crisis que entran los primeros auxilios psicológicos y la contención inicial que debemos de hacer en algún momento para evitar repercusiones más problemáticas. 
     
    Los primeros auxilios psicológicos


     
    Núñez (2004) define los primeros auxilios psicológicos como “la ayuda inmediata e intervención que se ofrece a las víctimas o personas afectadas.” Así mismo, este tipo de intervención es realizada en momentos o situaciones de crisis, la cual es definida por Lorente Gironella (2008, citado por Hernández y Gutiérrez, 2014) como una respuesta de disrupción en la homeostasis psicológica del individuo, en la que fallan los mecanismos de afrontamiento habituales tendentes a reinstaurar dicha homeostasis, lo cual va acompañado de todo un conjunto de consecuencias conductuales, emocionales, cognitivas y biológicas en la persona.

    Los primeros auxilios psicológicos, están pensados para reducir a corto y largo plazo la angustia inicial producida por eventos traumáticos, promover el funcionamiento adaptativo y las habilidades de afrontamiento (Red nacional de estrés postraumático, 2006), y tienen los siguientes objetivos: 


    Proporcionar apoyo: permitiendo que la persona se sienta escuchada y comprendida, para así facilitar la expresión de sentimientos y la ventilación de emociones negativas como el miedo, la tristeza, la angustia o el enfado.


    Reducir la mortalidad: en cuanto a entender que el suceso estresor puede generar situaciones violentas que pueden atentar contra la integridad de otras personas o de sí mismo; en esta instancia se actúa en consecuencia para evitarlo (desarrollar su red de apoyo informal, favorecer su ingreso hospitalario, etc.).

    Ser el punto de unión con recursos de ayuda, proporcionándole información sobre los recursos necesarios y brindándole orientación sobre qué hacer y cómo hacerlo (Corral & Gómez, 2009).

    Es relevante señalar, que se busca que esa contención inicial, una persona del común, este en posibilidad de realizarla o llevarla a cabo mientras llega el profesional o la persona con la formación correspondiente, por lo tanto, no es de extrañar que en un contexto institucional esos primeros auxilios sean brindados, por una persona de servicios generales o de vigilancia, por compañeros de estudio o de trabajo, se hace en espacios diferentes a un consultorio, entre otras características. En el siguiente cuadro, se hace ese paralelo entre esos primeros auxilios psicológicos y una segunda intervención, que sería una terapia psicológica breve. 
     
    Primeros auxilios psicológicos Terapia psicológica breve
    Su duración es breve, pueden ser de minutos o de un par horas en un momento dado. La duración es más amplia, estamos hablando de un ciclo de tres a ocho consultas, las cuales se daría en un intervalo de tiempo de varias semanas o meses.
    Esta es ofrecida por quien le toco o está allí, compañeros, personal medico o de enfermería, policías o militares, personal de mantenimiento, padres de familia, educadores, entre otros. Esta requiere formación específica, por ende, esta es brindada por psicoterapeutas, psicorientadores o psiquiatras. 
    Se brinda en un lugar informal, como son la universidad, la escuela, la oficina, el hogar, la iglesia, el parque, el centro comercial, la calle, entre otros. Este tipo de atención se hace por lo general en sitios acondicionados para tal fin, como son las clínicas, centros de salud mental o consultorios.
    El objetivo es contener, dar apoyo, reducir el riesgo que ocurran situaciones más graves, facilitar el equilibrio emocional y servir de puente a la atención profesional. El objetivo es contener, dar apoyo, reducir el riesgo que ocurran situaciones más graves, facilitar el equilibrio emocional y servir de puente a la atención profesional.
     
    La atención inicial o primaria, esta guiada u orientada por unos principios básicos o generales, que se ilustran en el siguiente gráfico: 




    La escucha responsable es que seamos prudentes con la información que la otra persona nos esté confiando, guardar el sigilo y el secreto de lo que escuchemos, salvo que estemos refiriendo o buscando apoyo profesional para la persona, a su vez, la aceptación tiene que ver con no "echar cantaleta", es de escuchar inicialmente, antes de emitir juicios o señalar culpables, esta aceptación a su vez va acompañada por una actitud de confianza y de empatía con la otra persona, de cercanía, de prestarle atención, luego de esto vendrá el asunto de proporcionar información o de orientar acerca del paso o pasos a seguir si la persona que escuchamos no tiene claridad al respecto, y por supuesto esto se debe de dar en el marco de la libre expresión, le facilitamos que pueda manifestar lo que le ocurre, sus angustias, dudas, inquietudes, preguntas y demás.
     

    De entrada, ¿qué se debe hacer? 
     

    Veamos ahora el paso a paso más en detalle y en concreto de las primeras seis acciones a considerar cuando estemos brindando unos primeros auxilios psicológicos o realizando una contención emocional.
     
    • El primer paso es pedir permiso para hablar con la otra persona (si es menor de edad hablar primero con el padre o adulto responsable), no es prudente caer en paracaídas, como si nada, si la persona que vemos afectada la conocemos, en ese caso le podríamos decir: “¡hola!, ¿qué te pasa?, ¿te puedo colaborar en algo?”.
    • Si no conocemos a la persona y estamos en un contexto institucional, sería prudente hacer previo una breve presentación de nosotros mismos, por ejemplo: “Hola, mi nombre es…, yo soy…, ¿te ocurre algo?
    • Desde el inicio debemos de mostrar una actitud empática y de respeto hacia la otra persona, siendo prudentes, le damos su espacio, pero a la vez cercanos con la otra persona, que estamos allí con la intención de acompañarle, no de que sienta invadida o intimidada con nuestra presencia.
    • Prestar atención a la otra persona, que le ponemos cuidado a lo que nos dice tanto con su palabra, tono, gestos, lenguaje corporal y demás, pero tampoco con una actitud invasiva o estando allí encima.
    • Es relevante prestar atención y moderar nuestro tono de voz, no es gritar y tampoco hablar en susurros, debemos dirigirnos a la otra persona usado un tono de voz que dé cuenta que estamos calmados y seguros.
    • Generalmente, los primeros auxilios psicológicos, se hacen en espacios abiertos o semiabiertos como son el aula, un pasillo, una cafetería, un taller, una cancha, entre otros, no son propiamente un consultorio, es por esto, en la medida de lo posible se debe de buscar tener cierto grado de privacidad con la persona que estamos atendiendo y que las demás personas que están allí tomen distancia, en otras palabras, “a volar patos”.
    A manera de ilustración audiovisual de las buenas y malas prácticas en los primeros auxilios psicológicos, observemos con atención este vídeo que allí se muestran con la metodología de juego de roles, lo que debemos de hacer y también que debemos de evitar. 

     

    En este punto, haremos énfasis en que debemos de hacer y que acciones hay que evitar. La actitud de calma es relevante, ya que esta nos va a facilitar escuchar, prestar atención, ser realistas y más objetivos, por ende, si no estoy en calma o emocionalmente no estoy bien, lo más probable es que no sea la persona más idónea para brindar esa contención o atención inicial. Ahora mira con detalle el siguiente cuadro:
     
    Que debemos de hacer Que debemos de evitar
    Escuchar a la otra persona con mucha atención. Ofrecer o comprometerte con algo que no puedas cumplir.
    Desde el principio ser amable, transparente y empático. Forzar a que la otra persona hable, no permitirle que pueda hacer silencios y estos son relevantes, son la pausa en medio del ruido y del caos.
    Ser lo mas objetivo y realista que puedas. entimientos de inutilidad o de frustración, de igual manera, hacer evidente, tu ansiedad o tu preocupación.
    Facilitar que la otra persona pueda decidir en dignidad y libertad sobre que va a hacer frente a sus problemas. Resolver y tomar decisiones por la otra persona, y mas aun si está en capacidad luego de calmarse de pensar con mayor claridad.
     
    Ahora bien, continuemos… las preguntas que hagas que sean las que deben de ser, no es momento de ponerte a averiguar “cosas” por curiosidad o deseo de chisme, además hay que evitar caer en suposiciones, es clave validar lo que le estoy entendiendo a la otra persona y por supuesto, el otro que me esta entendiendo a mí,  a su vez, hay respetar al otro, no acosarlo a que hable, ya que los silencios también son valiosos.


    Es posible que la otra persona nos responda de manera hostil, esto se busca minimizarlo por medio del respeto, la actitud empática, el tono de voz adecuado, la cercanía no invasiva, pero si llega a ocurrir es clave no igualarme con el estado emocional de la otra persona, es recordar que la situación actual tiene que ver con la respuesta de la persona, no es algo que tenga o guarde en tu contra. En este punto, observa y mira con atención el siguiente cuadro:
     
    Qué debemos de hacer
    Qçee debemos de evitar
    Buscamos un ambiente en que se dé la confianza y se perciba cierta seguridad
    Si la persona afecta esta enojada o es hostil yo le respondo igual, y dejo que eso me afecte.
    Aprovechar el momento, para reforzar los aspectos positivos y las oportunidades que tiene la persona.
    Acelerar la contención o la escucha, no darle a la persona el espacio y tiempo que requiere.
    Hay que reconocer que, en ese momento, la respuesta emocional es el comienzo para buscar de nuevo el equilibrio.
    Bloquear a la persona y no dejarle expresar sus pensamientos y sentimientos.
    Las preguntas que hagas son las precisas, se hacen de manera respetuosa, asertiva y empática.
    Ponerte de chismoso, echar cantaleta o asumir posturas de lastima.
    Validar lo que se esta diciendo, si estamos entendiendo y tener claridad con el tema.
    Suponer, no preguntar, dar todo por sabido o, por cierto.
     
    Para algunas personas sus creencias de tipo religioso o de índole espiritual les sirven para tramitar sus estados de ansiedad y de angustia, es por ello que independiente de tus creencias y lo que te parezcan o no, por un tema practico o de estrategia se respeta el tema de la fe de la otra persona, y por una razón similar, en estos momentos de intensa carga emocional no es el momento mas correcto de hacer señalamientos o de confrontar a la otra persona, este tipo de acción es válida pero posteriormente. Y bueno, nuevamente observa con atención el cuadro siguiente sobre que se debe de hacer y que hay que evitar. 
     
    Que debemos de hacer
    Que debemos de evitar
    Servir de puente o referir a profesionales, o acompañar mientras llega la persona idónea. 
    Que la otra persona reaccione rápido o dejarle tirada.
    Ser respetuoso con las creencias o la fe de la persona afectada.
    Hacer señalamientos o confrontar a la persona afectada.
    Insistir una y otra vez en la pregunta que no quiere contestar.
     

    Ahora bien, luego de ver los primeros seis pasos, y de ver tanto las buenas practicas como las que no lo son, veamos ahora, a manera de complemento, y este sería en principio para un profesional de la psicología, un modelo o estrategia que plantea cinco pasos de manera esquemática o secuenciada, que serían el puente entre el primer auxilio y la posterior intervención breve o secundaria.  Estos cinco pasos que se proponen son los siguientes:
     
    1. Realizar contacto, la empatía y la sintonización con los sentimientos y las necesidades de la otra persona. Escuchar a la otra persona, lo que vive y percibe y facilitarle la expresión de emociones.
    2. Pasar al análisis de la situación problemática, identificar el antes, durante y después. Se hacen preguntas como: ¿qué te paso?, ¿qué es lo que sientes?, ¿cuándo?, ¿cómo?, o ¿en dónde?, ¿qué paso sigue?, ¿qué piensas hacer?
    3. De manera conjunta sondear posibles soluciones o alternativas, mirar posibles opciones, recursos con los que se cuente alrededor, en el ámbito familiar, social o institucional.
    4. Ayudar a iniciar o dar pasos concretos. Cuando la persona no tiene mucha claridad sobre los pasos a seguir, en ese caso debemos de asumir un rol más directivo, indicar pautas y facilitar los contactos.
    5.  Verificar el progreso y hacer seguimiento. Si es posible o factible tomar los datos de contacto de una persona y estar pendiente si su situación ya recibió el apoyo correspondiente.

    De manera resumida respecto a las buenas prácticas respecto a los primeros auxilios psicológicos, presta mucha atención a este vídeo:

     
     
    Protocolo ABCDE (Facultad de Medicina, Universidad Católica de Chile, 2017)
     
    Por su parte, la Universidad Católica de Chile, en cabeza del doctor Figueroa, proponen un modelo que se denomina con las primeras cinco letras del alfabeto, esto como estrategia de nemotecnia o poderlo recordar más fácil.  

     
    A. Escucha Activa
    B. Re - entrenamiento de la (B)entilación
    C. Categorización de las necesidades.
    D. Derivación a redes de apoyo.
    E. Realizar labor Educativa e informativa.

     
    Uno de los profesores autores del protocolo ABCDE nos hace una presentación de cada uno de los pasos que hacen parte de esta estrategia de brindar apoyo emocional, observa y escucha con la mayor atención

     

    No todos estaremos en la capacidad de sanar o curar pero si podemos extender  una mano, apoyar y brindar un alivio. 

    Fuente: Servicio Psicológico, Bienestar Institucional
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